Este domingo se celebra en la localidad alavesa de llodio la ultima prueba del circuito spiuk.
Al principio tenia pensado acudir a esta marcha pero al final no la voy a realizar, ya que el lunes marcho de vacaciones y tengo que preparar todo bien.
Aquí os dejo el enlace al Pdf donde os viene toda la información de esta prueba.
Circuito Spiuk
jueves, 15 de julio de 2010
miércoles, 14 de julio de 2010
Salida 13-7-10
Entre san fermines y demás hacia 4 días que no tocaba la bici, pues ayer esa racha se trunco. Quede con Gorka y José Ignacio a las 17.50 en la rotonda de la BH, pero el día empezó mal ya que al hinchar la rueda me quede con la válvula así que a cambiarla y como iba con el tiempo pelado, les llame para que fuesen empezando, ellos tirarían por el puerto Vitoria y yo por Zaldiaran.
Una vez arreglado este contratiempo pongo rumbo al puerto Vitoria, decido hacer una subida con cadencia, la verdad que es un buen método, lo subí rapidillo y con buenas sensaciones en las piernas, habrá que ir perfeccionando este método del molinillo, ya que también al dar más pedaladas por minuto el ritmo cardiaco se me va un pelin alto.
Bajadita rápida del puerto y mis dos compañeros vienen a mi encuentro, una vez juntos nos dirigimos a la sorpresita del día, una vez más con la compañía del viento. Cogemos el desvió hacia San Formerio, son un poco mas de 2 km, con rampas casi todo el tiempo del 12% y con algún pico del 17%, allí se sufre… porque se sufre. Coronamos, la gloria se la lleva José, la plata Gorkita y yo el precioso Bronce jajaja… menos mal que vamos 3.
Una vez bajado esto cogemos dirección Nanclares, decidimos hacer relevos de 1 Km. cada uno y así ir resguardándonos del viento de cara… pero de repente nos adelanta un tractor con remolque, nos ponemos detrás y nos lleva hasta la localidad antes mencionada… nos ha salvado de un buen esfuerzo en contra del viento.
En Nanclares paradita a por agua y dirección Vitoria, José nos abandona en subillabide y Gorka y yo vamos ha Vitoria por Gometxa. Al final salieron 60 km.
Una vez arreglado este contratiempo pongo rumbo al puerto Vitoria, decido hacer una subida con cadencia, la verdad que es un buen método, lo subí rapidillo y con buenas sensaciones en las piernas, habrá que ir perfeccionando este método del molinillo, ya que también al dar más pedaladas por minuto el ritmo cardiaco se me va un pelin alto.
Bajadita rápida del puerto y mis dos compañeros vienen a mi encuentro, una vez juntos nos dirigimos a la sorpresita del día, una vez más con la compañía del viento. Cogemos el desvió hacia San Formerio, son un poco mas de 2 km, con rampas casi todo el tiempo del 12% y con algún pico del 17%, allí se sufre… porque se sufre. Coronamos, la gloria se la lleva José, la plata Gorkita y yo el precioso Bronce jajaja… menos mal que vamos 3.
Una vez bajado esto cogemos dirección Nanclares, decidimos hacer relevos de 1 Km. cada uno y así ir resguardándonos del viento de cara… pero de repente nos adelanta un tractor con remolque, nos ponemos detrás y nos lleva hasta la localidad antes mencionada… nos ha salvado de un buen esfuerzo en contra del viento.
En Nanclares paradita a por agua y dirección Vitoria, José nos abandona en subillabide y Gorka y yo vamos ha Vitoria por Gometxa. Al final salieron 60 km.
lunes, 12 de julio de 2010
El gesto inequívoco de los reyes vencidos
He visto esta crónica en la web de ciclismo a fondo y me ha gustado bastante porque dice la verdad… que el tiempo no perdona ni a los que han sido los mas grandes. No se si Lance hizo bien en volver, porque no tenia nada que ganar y mucho que perder, pero para mi merece todo mi respeto y quedar tercero como hizo el año pasado, después de estar retirado, es un resultado estratosférico. Ahora tiene 39 años y el cuerpo no recupera igual que cuando tenía 25, por lo que es normal ver lo que le paso ayer, aun asi sigue siendo un CRACK. Os dejo con la crónica.
Hay un gesto inequívoco, una mueca que no engaña, que señala el paso del tiempo, de la edad que marca cruel y sin piedad, sello del que nadie escapa, sin evasiva posible. Ración lacerante, atroz, implacable tanto como inexplicable la reacción del cuerpo, venas apacibles, corazón otrora ardiente y ahora sosegado. Paz interior ante el derrumbamiento, ante el golpe de la lógica, inédita y desconocida pero lógica al fin y al cabo. Ley de vida sádica la de la decadencia pero enigmática esa respuesta, injustificable para los sentidos y el cerebro que no entiende el por qué de esa sensación: la calma cuando todo se derrumba. Cuando la historia de un mito forjado se va diluyendo y se derrumba implacable, impotente. Se hecha mano entonces de la experiencia. Los mismos años, los que tumban, despiadados y voraces, los que muerden a dentelladas sin respeto la historia, los que preparan el funeral y gritan a la entrada en escena del declive natural son a la vez la enmienda, el fármaco con el que se sustenta la placidez. Apática. De eso sabe Lance Armstrong, mil sensaciones como hormigas recorren su cuerpo. Mil imágenes se presentan en diapositivas que corren imparables ante su mirada lacónica cuando el pelotón se le va, endeble el americano, quebradizo en plena ascensión al Col de la Ramaz, un mundo hasta la meta de Morzine todavía. El que le cayó, inexorable al heptacampeón mientras Contador, el rival más odiado, Andy Schleck, el ciclista que ya mete miedo, que ya gana e intimida al madrileño, Sastre, Wiggins, Basso y Kreuziger. Menchov y también Leipheimer se marchaban. Todos los favoritos. Todos menos él.
En medio del cataclismo por decadencia entendida, del ocaso y el desplome, la muerte lenta y anunciadora, sufrimiento y agonía, al viejo Lance se le proyectó delante de los ojos la vida entera. Los inicios, el salto del charco atlántico, el cáncer y el abismo. La superación, los siete Tours ganados. La gloria, el éxito y la fama. El Dios supremo en el que se convirtió, y la retirada. Y el aburrimiento. Y el regreso. Y el segundo puesto con el que recuperaba el poder a medias. Con el que se creyó vigoroso, rey opulento y férreo en busca de la reconquista. De lo que era suyo. No tardó en ver que, destronado, la cruzada de la redención es costosa, un delirio aunque se cuente a con un ejército de escuderos como lo tiene él, el potente y coaccionador RadioShack. Ni con esas. Porque cuando el hachazo de la decadencia golpea ni los brazos más forzudos, ni las piernas más robustas, ni el pedaleo más hercúleo pueden eludir lo inevitable. Entonces solo queda la compostura. Tomar el hábito y marchar tranquilo hasta la meta. Aquella que le vio triunfar y que pone ahora el punto final a su historia.
Descolgado en la Ramaz
Así lo hizo Armstrong, calma reinante en la mirada, espalda sangrienta, costillas mutiladas y maillot arapiento, el signo delator del alud que sobre él iba a caer, cuando se fue al suelo por primera vez en los diez primeros kilómetros de la etapa alpina con nombre y apellidos del Tour. Morzine Avoriaz quedó grabado en su lápida. No fue el único contacto de Armstrong con el asfalto. En les Gets volvió a caerse cuando Ivan Velasco y Egoi Martínez trataban de hacerse con una bolsa de avituallamiento. Todo contratiempos. Todo contragolpes para el hombre invencible. Eso era antes. Ahora, hasta los sacos de víveres le hacen caer. Se levantó sin más. Imperturable. Imagen desconocida, lejos de aquel carnívoro que todo lo quería, insaciable en mirada y gesticulador asesino. Eso era antes también. Esta vez hasta esperó a que su bicicleta se desenganchara de la maraña entre los dos hombres del Euskaltel, estiró los huesos magullados y retomó el paso. Para entonces ya se dejaba más de dos minutos con el grupo delantero. Ya nada le importaba pues. Ocaso.
Derrumbamiento el del norteamericano provocado por Dani Navarro, tan voraz y sensacional como el sábado provocó el asturiano la selección y aceleró el ritmo. Prisas por demostrar al mundo que ni él ni el resto de remeros del Astana son tan frágiles como se dice. Prisas por acallar críticas. Por sumar pedaladas a base de muertes anunciadas como las de Lance Armstrong, sufrimientos como el de Luis León Sánchez, otra de las víctimas, o desesperaciones como las de Joaquim Rodríguez, el debutante ilusionado que probó a catar las rampas de Morzine Avoriaz pero reguló hasta la neutralización ante el endiablado ritmo de Navarro. Prisas también las de Navarro por ver a su líder ganar, dar el golpe de gracia, el primero para decir al mundo entero quién es el nuevo jefe. Tanta celeridad y presteza, tanta impaciencia a la que Contador no pudo devolver el esfuerzo regalado.
Ataque de Andy Schleck
Algo se quedó vacío en el alma de Andy Schleck. Un inexplicable, entendido solo en la mente de los eruditos que cuentan con la extensión de su 'yo' mismo. Caminaba el esbelto luxemburgués, planta inmejorable, naturaleza y clase propias, tales como su tranquilidad, sobre una pierna. Imperturbable, igual que Lance Armstrong. Pero más joven, más fulminante, más 'killer'. Espada solitaria la de Andy. Sin prolongación. Se había quedado cortada en Arenberg. Sepultada ante las piedras que partieron en tres la clavícula de su hermano mayor Frank. Sin él todo cambiaba. Pero así se talla un campeón. A base de reponerse ante la adversidad, de mantener la calma, fría mente ante ataques de la sublevación como los de Kreuziger, Gesink y Van den Broeck. La insubordinación ante la tiranía de Contador. El que a los tres respondió, altivo y ágil como acostumbra, alegre en su bailoteo sobre la bicicleta. Algo vio en él el pequeño Andy. "No estaba bien, lo noté y quise sacar provecho".
A buscar oro también se lanzó Samuel Sánchez cuando el travieso Schleck atacó, seco y rápido, brusco, violento y sagaz, impetuoso. El asturiano del Euskaltel le replicó, a su rueda. Pero quiso más, quiso la victoria. Lo deseó tanto que no pensó al darle el relevo de la muerte con solo quinientos metros por delante, ventaja que poco le duraría. No le costó al campeón olímpico girar la cabeza en la misma línea de meta justo después de clavarse en el asiento y firmar su muerte. Sentencia atronadora que no tardó en certificar, mirada hacia un lado para ver cómo Andy Schleck le sobrepasaba. A él y a Contador. Tantas prisas por responder a los ataques y acabó por inhibirse ante el despliegue de Andy Schleck. Aviso. Doce minutos después que ellos y que Evans, el nuevo amarillo, llegaba Armstrong, de mirada tranquila ante lo inevitable del ocaso y la decadencia. El gesto inequívoco del rey vencido.
Hay un gesto inequívoco, una mueca que no engaña, que señala el paso del tiempo, de la edad que marca cruel y sin piedad, sello del que nadie escapa, sin evasiva posible. Ración lacerante, atroz, implacable tanto como inexplicable la reacción del cuerpo, venas apacibles, corazón otrora ardiente y ahora sosegado. Paz interior ante el derrumbamiento, ante el golpe de la lógica, inédita y desconocida pero lógica al fin y al cabo. Ley de vida sádica la de la decadencia pero enigmática esa respuesta, injustificable para los sentidos y el cerebro que no entiende el por qué de esa sensación: la calma cuando todo se derrumba. Cuando la historia de un mito forjado se va diluyendo y se derrumba implacable, impotente. Se hecha mano entonces de la experiencia. Los mismos años, los que tumban, despiadados y voraces, los que muerden a dentelladas sin respeto la historia, los que preparan el funeral y gritan a la entrada en escena del declive natural son a la vez la enmienda, el fármaco con el que se sustenta la placidez. Apática. De eso sabe Lance Armstrong, mil sensaciones como hormigas recorren su cuerpo. Mil imágenes se presentan en diapositivas que corren imparables ante su mirada lacónica cuando el pelotón se le va, endeble el americano, quebradizo en plena ascensión al Col de la Ramaz, un mundo hasta la meta de Morzine todavía. El que le cayó, inexorable al heptacampeón mientras Contador, el rival más odiado, Andy Schleck, el ciclista que ya mete miedo, que ya gana e intimida al madrileño, Sastre, Wiggins, Basso y Kreuziger. Menchov y también Leipheimer se marchaban. Todos los favoritos. Todos menos él.
En medio del cataclismo por decadencia entendida, del ocaso y el desplome, la muerte lenta y anunciadora, sufrimiento y agonía, al viejo Lance se le proyectó delante de los ojos la vida entera. Los inicios, el salto del charco atlántico, el cáncer y el abismo. La superación, los siete Tours ganados. La gloria, el éxito y la fama. El Dios supremo en el que se convirtió, y la retirada. Y el aburrimiento. Y el regreso. Y el segundo puesto con el que recuperaba el poder a medias. Con el que se creyó vigoroso, rey opulento y férreo en busca de la reconquista. De lo que era suyo. No tardó en ver que, destronado, la cruzada de la redención es costosa, un delirio aunque se cuente a con un ejército de escuderos como lo tiene él, el potente y coaccionador RadioShack. Ni con esas. Porque cuando el hachazo de la decadencia golpea ni los brazos más forzudos, ni las piernas más robustas, ni el pedaleo más hercúleo pueden eludir lo inevitable. Entonces solo queda la compostura. Tomar el hábito y marchar tranquilo hasta la meta. Aquella que le vio triunfar y que pone ahora el punto final a su historia.
Descolgado en la Ramaz
Así lo hizo Armstrong, calma reinante en la mirada, espalda sangrienta, costillas mutiladas y maillot arapiento, el signo delator del alud que sobre él iba a caer, cuando se fue al suelo por primera vez en los diez primeros kilómetros de la etapa alpina con nombre y apellidos del Tour. Morzine Avoriaz quedó grabado en su lápida. No fue el único contacto de Armstrong con el asfalto. En les Gets volvió a caerse cuando Ivan Velasco y Egoi Martínez trataban de hacerse con una bolsa de avituallamiento. Todo contratiempos. Todo contragolpes para el hombre invencible. Eso era antes. Ahora, hasta los sacos de víveres le hacen caer. Se levantó sin más. Imperturable. Imagen desconocida, lejos de aquel carnívoro que todo lo quería, insaciable en mirada y gesticulador asesino. Eso era antes también. Esta vez hasta esperó a que su bicicleta se desenganchara de la maraña entre los dos hombres del Euskaltel, estiró los huesos magullados y retomó el paso. Para entonces ya se dejaba más de dos minutos con el grupo delantero. Ya nada le importaba pues. Ocaso.
Derrumbamiento el del norteamericano provocado por Dani Navarro, tan voraz y sensacional como el sábado provocó el asturiano la selección y aceleró el ritmo. Prisas por demostrar al mundo que ni él ni el resto de remeros del Astana son tan frágiles como se dice. Prisas por acallar críticas. Por sumar pedaladas a base de muertes anunciadas como las de Lance Armstrong, sufrimientos como el de Luis León Sánchez, otra de las víctimas, o desesperaciones como las de Joaquim Rodríguez, el debutante ilusionado que probó a catar las rampas de Morzine Avoriaz pero reguló hasta la neutralización ante el endiablado ritmo de Navarro. Prisas también las de Navarro por ver a su líder ganar, dar el golpe de gracia, el primero para decir al mundo entero quién es el nuevo jefe. Tanta celeridad y presteza, tanta impaciencia a la que Contador no pudo devolver el esfuerzo regalado.
Ataque de Andy Schleck
Algo se quedó vacío en el alma de Andy Schleck. Un inexplicable, entendido solo en la mente de los eruditos que cuentan con la extensión de su 'yo' mismo. Caminaba el esbelto luxemburgués, planta inmejorable, naturaleza y clase propias, tales como su tranquilidad, sobre una pierna. Imperturbable, igual que Lance Armstrong. Pero más joven, más fulminante, más 'killer'. Espada solitaria la de Andy. Sin prolongación. Se había quedado cortada en Arenberg. Sepultada ante las piedras que partieron en tres la clavícula de su hermano mayor Frank. Sin él todo cambiaba. Pero así se talla un campeón. A base de reponerse ante la adversidad, de mantener la calma, fría mente ante ataques de la sublevación como los de Kreuziger, Gesink y Van den Broeck. La insubordinación ante la tiranía de Contador. El que a los tres respondió, altivo y ágil como acostumbra, alegre en su bailoteo sobre la bicicleta. Algo vio en él el pequeño Andy. "No estaba bien, lo noté y quise sacar provecho".
A buscar oro también se lanzó Samuel Sánchez cuando el travieso Schleck atacó, seco y rápido, brusco, violento y sagaz, impetuoso. El asturiano del Euskaltel le replicó, a su rueda. Pero quiso más, quiso la victoria. Lo deseó tanto que no pensó al darle el relevo de la muerte con solo quinientos metros por delante, ventaja que poco le duraría. No le costó al campeón olímpico girar la cabeza en la misma línea de meta justo después de clavarse en el asiento y firmar su muerte. Sentencia atronadora que no tardó en certificar, mirada hacia un lado para ver cómo Andy Schleck le sobrepasaba. A él y a Contador. Tantas prisas por responder a los ataques y acabó por inhibirse ante el despliegue de Andy Schleck. Aviso. Doce minutos después que ellos y que Evans, el nuevo amarillo, llegaba Armstrong, de mirada tranquila ante lo inevitable del ocaso y la decadencia. El gesto inequívoco del rey vencido.
viernes, 9 de julio de 2010
Entreno 8-7-10
Ayer nueva salida que realizamos. A las 17.50 quede con Gorka y con José Ignacio para realizar la vuelta a Egino, hoy tocaba terreno llanito. El día se presentaba muy caluroso, demasiado diría yo, hacia 35ºC y una sensación de mucho bochorno.
Comenzamos la etapa dirección Salvatierra por Eguileta, llegando a Aberasturi se nos une un ciclista y me empieza a contar sus hazañas, cuando cogemos el desvió para Salvatierra le dejamos ya que el va a Alegría, este tiempo todo el rato marcando el ritmo mis dos compañeros, alguna vez pasaba yo pero el fuerte viento de cara hacia que me fuese de pulsaciones rápidamente, por lo que si seguía tirando notaba que me iba a quemar rápido.
Seguimos a buen ritmo hasta la localidad de Eguino, allí paradita para repostar el botellin y se agradece ya que el agua estaba caliente caliente.
Retomamos y ahora el viento da de culo, mis sensaciones no son buenas y mis dos compañeros tiran, yo me resguardo a sus ruedas, así hasta landa. Donde ellos deciden hacer relevos de un kilómetro cada uno, el ritmo sube y así hasta Vitoria.
Al final 91 Km. mas a la buchaca con una media de 31.22.
Comenzamos la etapa dirección Salvatierra por Eguileta, llegando a Aberasturi se nos une un ciclista y me empieza a contar sus hazañas, cuando cogemos el desvió para Salvatierra le dejamos ya que el va a Alegría, este tiempo todo el rato marcando el ritmo mis dos compañeros, alguna vez pasaba yo pero el fuerte viento de cara hacia que me fuese de pulsaciones rápidamente, por lo que si seguía tirando notaba que me iba a quemar rápido.
Seguimos a buen ritmo hasta la localidad de Eguino, allí paradita para repostar el botellin y se agradece ya que el agua estaba caliente caliente.
Retomamos y ahora el viento da de culo, mis sensaciones no son buenas y mis dos compañeros tiran, yo me resguardo a sus ruedas, así hasta landa. Donde ellos deciden hacer relevos de un kilómetro cada uno, el ritmo sube y así hasta Vitoria.
Al final 91 Km. mas a la buchaca con una media de 31.22.

jueves, 8 de julio de 2010
La edad de Oro de deporte!!!!
Tras un éxito más del deporte nacional, solo cabe decir que vivimos la época dorada del deporte español. Aquí os voy a dejar unos claros ejemplos.
Rafael Nadal: El número uno del mundo a sus 24 años, 8 Grand Slam y 18 Masters series, si sigue con esta progresión puede ser el mejor tenista de la historia. También decir que llevamos 2 copa David consecutivas.

Fernando Alonso: Dos veces campeón del mundo, y este año nuevamente luchando por ser campeón en un deporte que hasta que llego el se oía bien poco en España.

Selección de Baloncesto: Esta generación que esta ahora nos ha llevado al olimpo en este deporte, campeones de Europa y del mundo y subcampeones olímpicos tuteando a la súper poderosa Estados Unidos.

Pau Gasol: El mejor jugador de la historia de este país y uno de los mejores del mundo como lo reconocen en estados unidos… Barack Obama dijo que era el mejor pívot del mundo ahora mismo. 2 veces campeón de la NBA, 3 All star, 2 años consecutivos siendo el mejor jugador europeo…

Contador: Que vamos a decir de Alberto, ha ganado todo, giro tour y vuelta, además de otros éxitos… pero no solo es el, tenemos a Valverde, Sastre, Samuel Sánchez…. De hecho los últimos 4 tour han sido conquistados por españoles.

Selección de Fútbol: Y por ultimo que decir de este pedazo de equipo que tenemos, increíbles campeones de Europa, y ahora tenemos la posibilidad de ser campeones del mundo, dejando atrás a selecciones tan potentes como Portugal y Alemania.

Me dejo algún que otro deportista que nos dan alegrías cada fin de semana como Jorge Lorenzo, nico terol, el balonmano, hockey patines y es que ESTAMOS VIVIENDO LA EPOCA DORADA DEL DEPORTE ESPAÑOL… así que disfrutarlo que esto es Único e irrepetible!
Rafael Nadal: El número uno del mundo a sus 24 años, 8 Grand Slam y 18 Masters series, si sigue con esta progresión puede ser el mejor tenista de la historia. También decir que llevamos 2 copa David consecutivas.

Fernando Alonso: Dos veces campeón del mundo, y este año nuevamente luchando por ser campeón en un deporte que hasta que llego el se oía bien poco en España.

Selección de Baloncesto: Esta generación que esta ahora nos ha llevado al olimpo en este deporte, campeones de Europa y del mundo y subcampeones olímpicos tuteando a la súper poderosa Estados Unidos.

Pau Gasol: El mejor jugador de la historia de este país y uno de los mejores del mundo como lo reconocen en estados unidos… Barack Obama dijo que era el mejor pívot del mundo ahora mismo. 2 veces campeón de la NBA, 3 All star, 2 años consecutivos siendo el mejor jugador europeo…

Contador: Que vamos a decir de Alberto, ha ganado todo, giro tour y vuelta, además de otros éxitos… pero no solo es el, tenemos a Valverde, Sastre, Samuel Sánchez…. De hecho los últimos 4 tour han sido conquistados por españoles.

Selección de Fútbol: Y por ultimo que decir de este pedazo de equipo que tenemos, increíbles campeones de Europa, y ahora tenemos la posibilidad de ser campeones del mundo, dejando atrás a selecciones tan potentes como Portugal y Alemania.

Me dejo algún que otro deportista que nos dan alegrías cada fin de semana como Jorge Lorenzo, nico terol, el balonmano, hockey patines y es que ESTAMOS VIVIENDO LA EPOCA DORADA DEL DEPORTE ESPAÑOL… así que disfrutarlo que esto es Único e irrepetible!
miércoles, 7 de julio de 2010
Menudo infierno!!!!
martes, 6 de julio de 2010
Entreno 5-7-10
Parece que el tiempo se estabiliza y el buen tiempo va a estacionarse en nuestra ciudad. Por lo que viendo este tiempo decidimos realizar un entreno ayer lunes, Gorka me comenta de salir a rodar suavecito en llano para soltar piernas... como me conozco estas salidas.
A las 17.40 quedamos José Ignacio, Jon, Gorka y yo, con que tres galgos me junto, la vuelta que decidimos hacer es Gopegui, Zubizabal, otxandiano, Landa, Vitoria.
Comenzamos el entreno con dirección Gopegui, charleta y a buen ritmo y con la compañía de nuestro gran compañero que nunca nos abandona el viento, entrando bastante fuerte de cara, todos colaboramos entrando a relevar. Cuando cogemos el desvió hacia el alto de Zubizabal un pequeño descanso de viento y subidita tranquila. Bajamos este alto y otra vez a buen ritmo continuamos dirección landa… menos mal que íbamos a ir a soltar piernas. Llegamos a landa y paradita en la fuente. Seguimos, ahora con el viento de culo, ponemos velocidad de crucero, pero antes quedaban fuerzas para hacer un pique al sprint. Al final salieron 66 Km. a una media de 30.52… y eso que era un paseo a soltar piernas.

A las 17.40 quedamos José Ignacio, Jon, Gorka y yo, con que tres galgos me junto, la vuelta que decidimos hacer es Gopegui, Zubizabal, otxandiano, Landa, Vitoria.
Comenzamos el entreno con dirección Gopegui, charleta y a buen ritmo y con la compañía de nuestro gran compañero que nunca nos abandona el viento, entrando bastante fuerte de cara, todos colaboramos entrando a relevar. Cuando cogemos el desvió hacia el alto de Zubizabal un pequeño descanso de viento y subidita tranquila. Bajamos este alto y otra vez a buen ritmo continuamos dirección landa… menos mal que íbamos a ir a soltar piernas. Llegamos a landa y paradita en la fuente. Seguimos, ahora con el viento de culo, ponemos velocidad de crucero, pero antes quedaban fuerzas para hacer un pique al sprint. Al final salieron 66 Km. a una media de 30.52… y eso que era un paseo a soltar piernas.


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